miércoles, 26 de mayo de 2010

La preocupación de un "don nadie"


Tengo que confesar que cada vez que leo o escucho una encuesta me embarga un gran sentimiento de ser un don nadie, siento que no existo en esta gran Colombia donde por deporte o costumbre, con argumentos o sin ellos, nos gusta opinar sobre todo. A mí nunca en la vida me han encuestado sobre ninguno de los temas que a diario inundan páginas y espacios de todos los medios de comunicación. Como no sentir tristeza que esto pase aquí, donde todos los días publican un sondeo, una encuesta o una investigación evaluando la aceptación de los personajes de la vida pública nacional, sobre preferencias electorales, sobre los temas que más le preocupan a cada uno de los ciudadanos, si somos un pueblo feliz o no y sobre cuanta cosa puede existir.

No tengo por qué dudar de las técnicas estadísticas, ni de los responsables de utilizarlas. Solo me asalta una inquietud que con frecuencia me hace poner en tela de juicio los resultados de estos ejercicios ¿será que todas estas empresas encuestadoras tienen el mismo directorio telefónico y que a este le faltan muchas páginas?

Aunque nadie me ha encuestado sobre el tema, creo que a muchos colombianos como a mí, les preocupa en forma notable el deficiente Sistema de Seguridad Social en Salud. No en vano el 29 de diciembre de 2009, el señor Presidente estableció la emergencia social mediante el decreto 4975, aunque finalmente el pasado 16 de abril la Corte Constitucional declaró inexequible este decreto base y los 14 decretos que al amparo de este se derivaron, el argumento fundamental persiste en el sistema, este está quebrado, demostrado con evidencias como que en el Régimen Contributivo, el número de recobros presentados al Fondo de Solidaridad y Garantías (Fosyga) por eventos no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS), se incrementó de 835.000 en 2007 por un valor pagado de $626 mil millones, a precios de 2007, a 2’000.000 de casos que requirieron recobro, para un valor pagado de $1.85 billones con corte a 2009. El crecimiento que reflejan estas cifras alcanza un 239 % en el número de casos con recobros radicados, mientras que el valor facturado por estos casos se incrementó en un 280 %.

Tanto nos gusta opinar y tanto nos preocupa el tema, que de inmediato se levantaron diferentes voces de protesta y una gran movilización ciudadana en contra de cada uno de los decretos, incentivadas, en algunos casos, por actores con intereses directos o indirectos, y en otros, por ciudadanos con una verdadera convicción de la inconveniencia de los decretos reglamentarios de la emergencia social. Finalmente el sistema de salud quedo y sigue tan mal como estaba antes de decretar la fallida emergencia.

Quisiera haber conocido en las propuestas de los candidatos, entre los que mañana escogeremos nuestro futuro Presidente o por lo menos los dos que pasarán a la segunda vuelta, propuestas más contundentes, que garanticen la financiación suficiente de este sector en la estructura del Estado colombiano, con el fin de permitir a los ciudadanos comunes y corrientes, tener la tranquilidad de poder hacer un gozo efectivo del derecho a la salud y a los actores del sector, la certeza de estar bien formados y dotados, respetados en su fuero profesional, integrados como sistema, oportuna y dignamente remunerados. Creo que este debería ser uno de los considerandos fundamentales para tomar la mejor decisión de por quién votar.

¿Pero la vida que?


Resulta alentador para una ciudad como Medellín, que en una época en la que cunde el pánico de una crisis económica Nacional y mundial, cuando nuestra región ha disminuido sus índices de exportación por las crisis diplomáticas con Ecuador y Venezuela, y además muchos hablan y de pronto las cifras lo corroboran, que volvimos a vivir tiempos con altos niveles de inseguridad. Ver que llegan nuevos inversionistas que mantienen activa la económica regional, que inauguran obras y emprenden muchos más proyectos. Afortunadamente la confianza de estos inversionistas externos y también regionales, se mantiene en una sociedad y en una raza que siempre surge impetuosa de sus mayores crisis.
Valido es que las autoridades regionales, faciliten las herramientas necesarias para que la inversión llegue. En una ciudad que requiere cada vez más empleos estables y dignos solo queda ayudar, y celebrar cada que vemos un gran centro comercial nuevo o un pequeño mall, que aun con pocos locales comerciales proveen ingresos a muchas familias.
¿Pero la vida qué? No solo los centros comerciales de reciente inauguración, también aquellos de larga data, no se preocupan en lo más mínimo por proteger y otorgar tranquilidad a la los transeúntes, peatones o no, clientes o no de estos establecimientos, pero finalmente afectados y puestos en apuros.
No se con certeza de quien es la responsabilidad, creo que será de las curadurías que son quienes otorgan las licencias de construcción. Pero me resulta muy anormal que las vías de acceso a estas grandes superficies sean de unas especificaciones mínimas, que en fechas de de mayor flujo comercial, colapsan el sector y muchas veces gran parte de la ciudad, haciendo insoportable transitar por allí. ¿Quisiera saber quien le permitió al centro comercial Sandiego construir varias de sus etapas casi sobre la vía Las palmas? negándole a esta, toda posibilidad de ampliación y así resolver el mayor cuello de botella que existe en la ciudad, que es la salida hacia parte del poblado y al suroriente antioqueño. ¿Quién autorizo la construcción del centro comercial los Molinos en medio de un barrio residencial en el cual las vías todavía son de una capacidad limitada? ¿Quién vigiló que el flujo esperado en el nuevo Santa fe no colapsara y convirtiera, como lo logró, en ineficiente una vía de reciente construcción como es los balsos, con su correspondiente intercambio sobre la avenida del Poblado. Y dejo ahí para que ustedes recuerden mas perlas de este tipo.
Pero si bien, en gracia de la economía regional y para que Fenalco no me critique, se soporta la molestia que causa la congestión vehicular. No es comprensible la nula protección a los peatones: es un acto suicida tratar de cruzar la vía Las Palmas para llegar a Sandiego, cuantos accidentes ya se han presentado con peatones que tratan de llegar al nuevo Santa fe o a Oviedo teniendo que cruzar la avenida del Poblado, y ni que hablar de los que tienen que cruzar la avenida de los Industriales para llegar a Monterrey. Estos, son unos pocos ejemplos de la ilógica de los comerciantes y constructores que creen o ¿será que quieren?, que a sus negocios solo lleguen clientes en sus carros particulares para que congestionen el vecindario y que los de a pie cada vez estén en mayor riesgo. Un semáforo peatonal, generalmente malo, que los conductores no respetan y que la mayoría de transeúntes no sabe utilizar, es insuficiente.
Vuelvo a la pregunta. ¿Quiénes serán los responsables de otorgar tantas facilidades a los inversionistas? ¿Es justificable que en aras de proteger las inversiones, estas facilidades rayen en el abuso y pongan en riesgo la vida de los habitantes de esta ciudad?

jueves, 13 de mayo de 2010

Excarcelados por obra y gracia del bicentenario


Es indiscutible para la mayoría de los colombianos el papel protagónico que la Iglesia Católica ha desempeñado en la historia de nuestra patria. En todo momento el País ha contado con la posibilidad de una efectiva y desinteresada mediación por parte de sacerdotes y prelados. Son muchos más los aciertos que los desaciertos, razón por la cual a diferencia de muchos, valoro supremamente la opinión de la Iglesia ante los temas de interés Nacional, así en algunos casos me distancie de ellos como en el tema al que hoy me refiero.
Por estos días en los que se hacen todo tipo de propuestas, preparativos y anuncios de eventos en conmemoración del bicentenario de nuestra independencia, la Iglesia Católica no falto con su recomendación, que no tiene nada de creativo y por el contrario es la misma que hacen cada que hay una suceso importante, una rebaja de penas a todos los condenados de Colombia. Pues ya lo propusieron con la visita del Papa Pablo VI y luego con el Papa Juan Pablo II, con el cambio de siglo y ahora con motivo del bicentenario. Quisiera saber ¿cuál es la razón lógica y de peso para que los colombianos aceptáramos esta solicitud?
No debería la Iglesia propender por que en un Estado en el cual el sistema de justicia es errático y en muchos casos inexistente, donde todos los días nos quejamos por la falta de justicia, por lentitud en los proceso, por la insignificancia de las penas, por la laxitud en el manejo del sistema penitenciario, por las comodidades de algunos condenados; los delincuentes a demás tengan la posibilidades que sus penas sean rebajadas. ¿Para qué? Para que salgan a las calles a hacer lo mismo que están haciendo un alto porcentaje de los desmovilizados que hoy son delincuentes con sueldo, o para que hagan lo mismo que hicieron guerrilleros como Granda que más se demoraron en salir que en perderse y seguir haciendo de las suyas, o para que hagan lo mismo que hacen los que gozan del beneficio de excarcelación con brazalete que todos los días los vemos delinquiendo desde sus casas o aun fuera de ellas con el aparato puesto.
Como humano y católico en mi caso, no podría alegrarme con la tragedia de aquellos que han caído en el vicio o en la delincuencia, ni mucho menos con la tragedia individual o familiar de aquellos que por un equívoco hoy purgan una pena. Pero tampoco puedo sumarme a la alcahuetería lastimera con la que muchos pretenden espiar las culpas de quienes las tienen y por ellas purgan el castigo que merecen. ¿Y a quien le da lástima de los agredidos, de los robados, de los atracados, de las familias de los asesinados, de los amenazados, de los desterrados, de los desplazados, de los violados? Por los delincuentes, que la Iglesia y los cercanos a ella, pidan que Dios los cuide y los proteja, y en la tierra que con justicia sean castigados.
Muchos que la padecimos, todavía nos dolemos de ver a Elda Nellis Mosquera alias “Karina” en libertad, pagada y protegida por el Gobierno. A fuerza de lidias y en aras de la paz, hemos medio entendido esta condición. Pero ¿a razón de que tendremos que excarcelar y rebajar la condena de tantos que sin ninguna razón nos han hecho sufrir?

En defensa de las chuzadas


En un País como el nuestro, que carga como lastre más de 50 años de violencia política, de la cual han nacido lacras como la guerrilla, el paramilitarismo, el terrorismo y que directa o indirectamente también ha facilitado el incremento de la corrupción y el narcotráfico. Pero que como si fuera poco, quedó por gracia de un vecino mandatario “rico” con ínfulas expansionistas, en medio de un vecindario hostil. Le corresponde al Gobierno redefinir conceptos como el de seguridad, el de seguridad pública, seguridad nacional, seguridad del estado y seguridad ciudadana; porque es a este, al Gobierno, a quien todos reclamamos la garantía de esta seguridad, entendiendo que ella está a cargo exclusivamente de las autoridades estatales.
Creo en la seguridad nacional como “La noción de relativa estabilidad, calma o predictibilidad que se supone beneficiosa para el desarrollo del país. Así como los recursos y estrategias para conseguirlo”. Y en aras de ella reclamo del Gobierno Nacional, como todos los ciudadanos, la garantía de la protección a la integridad del territorio, la estabilidad institucional y el orden constitucional. Pero así como tengo el derecho de reclamar, tengo la obligación de otorgar al Gobierno la posibilidad de utilizar las herramientas que la tecnología ofrezca para cumplir a cabalidad con mi exigencia.
Con frecuencia, tal vez mas de la usual, vemos como las lacras que la violencia de este País ha engordado, han infiltrado todos los estamentos de la sociedad, de ello no se salvan ni las altas cortes, ni el alto Gobierno Nacional, que hablar del Congreso o las administraciones regionales y locales, la iglesia, la empresa privada, en fin; quien no tiene un ejemplo cercano de uno de estos males acechándole. Cuando se descubre esa infiltración de inmediato nos vemos sumidos en un gran escándalo Nacional, en el cual le endilgamos la culpa al Gobierno por no haber previsto, descubierto a tiempo, informado oportunamente sobre esta situación. Pues como hacerlo, si la sociedad misma se ha encargado de limitar las herramientas que se lo permitirían.
¿Para que se crearon los organismos de seguridad e inteligencia del Estado, si no era para garantizar la seguridad e integridad de este? En tanto la información obtenida que sea de carácter personal, familiar o moral, y no amenace la seguridad del Estado, no sea utilizada con otros fines, no entiendo cosas como: ¿Por qué el País se escandaliza porque interceptan las llamadas de unos, pero a renglón seguido critica por que al no hacerlo se puso en riesgo la seguridad del Estado y de sus ciudadanos? ¿Por qué no seguir y escuchar a aquellos de quienes se sospecha tienen encuentros y hasta negocios con los cabecillas de la guerrilla? ¿Por qué no escuchar a aquellos que con Chávez confabulan contra la integridad y soberanía Nacional? ¿Por qué no vigilar a algunos magistrados que a la luz de muchos colombianos están negociando y vendiendo la justicia? ¿Por qué no seguir a aquellos sacerdotes que abusan de los niños? ¿Por qué no interceptar a aquellos políticos que compran sus curules, venden sus votos, negocian los cargos y desestabilizan la democracia?
El Gobierno Nacional debería centrar su esfuerzo en justificar las razones prácticas y filosóficas, por y para las cuales desde siempre, en Colombia y en cualquier País del mundo, se crearon los organismos de seguridad e inteligencia del Estado. No se puede negar un hecho que es innegable, sabiendo que es de su naturaleza misma, de serlo estaríamos en frente de la ineficiencia e incapacidad del Gobierno y de las instituciones para protegerse y proteger a los ciudadanos, la sociedad y al Estado.

Entre el Bolillo y Mockus




Cuando se trata de la selección Colombia de futbol, de reinados o de elecciones políticas, todos tenemos derecho a opinar, gustándonos o no alguna de las tres actividades. Y como no hacerlo, si se trata justamente de quienes nos van a dirigir o de quienes nos van a representar, en manos de ellos estará la posibilidad de hacernos felices o infelices.
Hace algunos días, se viene moviendo en el ambiente deportivo la casi segura designación del “bolillo” Gómez como próximo director técnico de la Selección nacional. Pues ante esta innegable realidad, tengo hacer un gran esfuerzo y prepararme para soportarla; y digo soportarla, precisamente porque no son argumentos técnicos los que hacen que mi opinión sea negativa frente a este nombramiento. Mis argumentos son de salud mental, no quiero estar nuevamente sometido al estrés que me genera el técnico Gómez cada que está dirigiendo un partido o dando una declaración, siempre estoy esperando, y generalmente la espera no es muy larga, la queja, el madrazo, la insultada, la amenaza, el golpe o la patada, el reto o su acostumbrada declaración destemplada. Puede que sea buen técnico, sus argumentos tendrán quienes lo pretenden nombrar, pero que pereza tener que vivir nuevamente el día a día de este estresante personaje.
Viendo, leyendo y releyendo las encuestas de los últimos días, muchos no encuentran la razón del por qué el profesor Antanas Mockus, tiene un ascenso tan vertiginoso en ellas. Será más bien la sin razón, el resultado en favor de un personaje al que difícilmente el común de los colombianos le entendemos un bajo porcentaje de lo que dice; o su desfachatado estilo del pasado, que va desde bajarse los calzones hasta casarse en un elefante; o su lentitud para responder y tomar decisiones; o sus frecuentes equívocos, siempre reconocidos y generalmente con lagrimas de por medio, como cuando trato de prostitutas a todas las pereiranas. Al contrario de muchos yo sí creo que hay una razón y creo que es la misma por la cual a tantos no nos gusta el “bolillo” como técnico, pero con Antanas funciona en sentido contrario. Puede que no le entendamos nada, que nos parezca disparatado o que aparente estar fuera de órbita, pero sencillamente no nos estresa.
No voy a votar por Mockus, porque en mí, prima por encima del estrés, la responsabilidad y la certeza de lo logrado sobre el riesgo de lo propuesto, porque a la usanza del mismo Antanas en materia de País, no estoy dispuesto a dar saltos sin red. Pero esta decisión política, no me impide ver la realidad de un fenómeno que está atrayendo a muchos y que la otra clase política no ha querido entender. Les llego la hora a Noemí, Santos, Pardo, Petro y Vargas Lleras, como a sus equipos de campaña, de trascender esas disputas personales, sectarias y politiqueras, de las cuales el común de los ciudadanos ya se cansaron y proponer argumentos nuevos para combatir la corrupción, generar empleo, garantizar mayor acceso y mejor educación, facilitar el ejercicio pleno del derecho a la salud y garantizar la seguridad, temas que la mayoría de ciudadanos quieren escuchar sin la incomodidad de angustiarse.

De parques a marihuanódromos

Siendo el doctor Luis Pérez Gutiérrez alcalde de la ciudad de Medellín, se inicio un programa consistente en hacer cerramientos con cercos en madera inmunizada a todas las zonas verdes de la ciudad, incluyendo el paseo del rio, los alrededores de la plaza de toros, las zonas cercanas a la unidad deportiva y así sucesivamente, cuanto espacio público que con algo de manguita existía, fue cercado cual potrero de rico hacendado. En ese momento no compartí esa decisión por que tengo la convicción que los espacios públicos son para el disfrute de todos los ciudadanos y las zonas verdes para que se caminen y para que los menores jueguen. Hoy al ver el estado de este cerramiento, más convencido estoy que fue un error haberlo hecho y mucho más no proveerle el mantenimiento suficiente.
Muchos venimos reclamando la necesidad de más espacios, donde los habitantes de esta dura ciudad podamos disfrutar de momentos de tranquilidad y de gozo con nuestros hijos, solo dedicados a la contemplación del paisaje, a caminar, a ver pasar y saludar a conocidos y desconocidos. Con este propósito le hemos propuesto a diferentes administraciones de Medellín, incluyendo la actual, que aquellos lotes grandes propiedad del municipio, que puedan ser adecuados mínimamente, con una infraestructura básica, senderos, iluminación y suministro de agua, sean abiertos y así poder empezar a recuperar esos espacios que en una ciudad tan densamente poblada venimos perdiendo. He propuesto que terrenos como el del vivero municipal, ubicado en el barrio Manila, sea abierto al público, se derribe la malla y se le ponga vigilancia. Igualmente he propuesto que aquellos grandes terrenos que los particulares tienen para engorde, puedan ser sujetos, vía acuerdo municipal, de una exención de impuestos si se permite abrirlos al publico por un periodo mínimo de tres años, sin que el municipio tenga que hacer grandes inversiones en ellos, solo adicionando a las que ya mencione, vigilancia y mantenimiento.
Creo que la ciudad debe recuperar y encontrar más espacios para respirar, caminar, descansar, leer o si bien se quiere para no hacer nada. Ojala pudiéramos salirnos de los centros comerciales para los parques, los senderos y los jardines. Pero ojo primero recuperemos lo que tenemos, los pocos espacios públicos de la ciudad están invadidos por los viciosos, hoy estos espacios son territorio de los bandidos y la delincuencia. ¿Quién se atreve a ir a un parque, o a caminar por una zona verde con sus hijos a riesgo de ser atracado, insultado o simplemente sometido a ver como los jóvenes de la ciudad consumen marihuana, perico o bazuca? ¿Cuantas bancas de los parques o bulevares construidos recientemente en la ciudad, se encuentran vacías u ocupadas por un ciudadano que no esté consumiendo drogas? ¿Cuantos multifuncionales infantiles si no están dañados, no están ocupados con vigorosos marihuaneros haciendo barras, impidiendo que un menor se acerque allí? ¿Cuantas placas polideportivas o canchas de futbol no se inutilizan los fines de semana de cuenta del sancocho que hacen los parceros para calmar la resaca del día anterior?
Este es un clamor de ciudadano y de padre de familia, que quiere como muchos de sus habitantes caminar y disfrutar de una bella ciudad, en la que estamos haciendo un gran esfuerzo para sentirnos orgullosos de ella, pero que no quiere que el disfrute pase a ser una lección rápida y practica de la degradación que sufren las nuevas generaciones de Medellín, el clamor es para los ciudadanos viciosos o no, para la fuerza pública y para las autoridades de Medellín. ¡No permitamos que los parques se conviertan en mariuanódromos¡.