domingo, 22 de enero de 2012

Tengo la obligación



Por la voluntad y amabilidad de las directivas de este diario, durante dos años he mantenido esta columna, en la cual con total libertad, he podido expresar mi pensamiento sobre los diferentes temas que a diario inciden en la vida de los antioqueños. La política, la salud pública, la seguridad, el ejercicio del gobierno, han sido temas que con total independencia he podido tratar en este escrito semanal. Sin embargo, debo confesarlo, ninguna columna tan difícil de escribir como esta que hoy estoy enfrentando.

A lo largo de muchos años, la misma clase política nos hemos impuesto tantas inhabilidades e incompatibilidades, que cuando llega un momento como el que hoy yo estoy viviendo, la primera pregunta a hacerse será: ¿si podre escribir sobre este tema? entonces empieza uno a plantearse la disquisición sobre la importancia de participar en un gobierno, asumir responsabilidades públicas, proponer, hacer, colaborar; o mantener la total independencia critica y la posibilidad de opinar, criticar y sugerir.

Porque no atreverse entonces a no perder de ninguna forma la libertad, la posibilidad de pensar y opinar, la opción de hacer público lo que se cree, incluso, sobre temas que de una u otra forma hacen parte del rol que se asume como servidor público; porque no botar el miedo de decir en público, lo que siempre se dirá en privado, porque no presentar a la opinión los argumentos que a favor y en contra, nos puedan ayudar a tomar la mejor decisión para el bien de todos los ciudadanos.

Comparto con todos ustedes el reto que hoy se plantea en mi vida, ser capaz de no dejar de opinar, de analizar el diario suceder de lo político, lo social y lo administrativo de Medellín, Antioquia, Colombia y el mundo, sin caer en el uso indebido en beneficio propio, de la tendencia política que represento o de la administración pública de la que ya hago parte; de un espacio que generosamente esta casa periodística me ha permitido utilizar.

Así como tengo el compromiso de seguirle demostrando a la sociedad que un político, como muchos orgullosamente nos sentimos, si es capaz de hacer las cosas muy bien, que nos hemos preparado con mucho esfuerzo para brindarle a la sociedad las mejores respuestas. Así como tengo la obligación de decirle a la tradicional dirigencia política, que aquí hay una generación que no se quiere perder en esas viejas rencillas y que quiere mostrarse como alternativa. Así como tengo la obligación de responderle efectiva y eficazmente a unos gobernantes que han depositado en mí su confianza y gran parte de sus responsabilidades de gobierno. Así mismo tengo la obligación de demostrar y demostrarme que seré capaz de seguir siendo libre, leal a mis principios y pensamientos, incansable en el estudio y el trabajo, pero en extremo prudente con la pluma y con la lengua. Para poder poner la cara y corroborar que el cuento no es solo escribir, sino también hacer, cuando las herramientas se nos entregan.

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