domingo, 15 de enero de 2012

Al lado de una quebrada



Entre muchos otros, tengo el gran defecto de hablar en tono alto, pero como de lo malo siempre hay algo bueno; en muchas ocasiones me preguntan que si es que crecí al lado de una quebrada, y con orgullo respondo que sí. A falta de una, tuve la fortuna de crecer entre el rio Cocorná, el Caldera, el Santo domingo y el Melcocho, grandes tesoros, al lado del Samaná, y el Nare de la zona de bosques del oriente antioqueño. Pude crecer entre trapiches paneleros, pateando el café que los viejos ponían a secar en la plaza del pueblo, andando entre bosques por caminos veredales y de pasarla saltando entre piedras y charcos, disfrutando de charco negro, cosquillitas, la liza y la cristalina, en la quebrada guayabal; de la vega, la trinidad, maría parda, el siete, el ocho, calderas, pailania, las palomas y muchos más paraísos de Cocorná, San Luis y San Francisco. Son los bosques y las aguas, sin duda, el gran potencial de desarrollo con el que pueden contar los municipios del mal llamado oriente lejano, más bien los de los bosques húmedos tropicales de Antioquia.

Además de todo lo malo que sucedió con la presencia paramilitar y guerrillera en esta zona de Antioquia, era desolador ver estos espacios siempre frecuentados, solos y custodiados por actores armados, despreciados y temidos. Pero como de todo lo malo hay algo bueno, con un alto costo humano y cultural injustificado, durante este tiempo las cuencas se recuperaron, los bosques reverdecieron, la fauna silvestre repobló y las aguas se limpiaron de nuevo, aunque el dolor quedo, también de él nos recuperaremos.

Causa mucha alegría ver como hoy el turismo ha vuelto, como los antioqueños de todos los estratos pueden encontrar en estos municipios, a muy poco tiempo de Medellín, lugares para visitar en familia y con amigos, totalmente gratuitos, con el mejor clima y total seguridad. Hay que resaltar esfuerzos como los que hacen los propietarios de Tierra de Agua - eco hotel el Algarrobo en Cocorná, por construir y prestar servicios turísticos, utilizando en forma sostenible los recursos naturales y protegiéndolos de todo riesgo. Pero también hay que llamar la atención por lo que en muy poco tiempo puede pasar, si no se toman medidas drásticas y oportunas para proteger este gran potencial.

Tiene hoy la Corporación Cornare con los municipios, la obligación de regular y normatizar la utilización de estos recursos y la explotación turística que se hace de ellos. No se observa ni en los visitantes, ni en los oriundos, cultura o conocimiento mínimo de la forma de usarlos, garantizándole a las futuras generaciones las mismas posibilidades. Habra que regular la carga poblacional que por periodo de tiempo puedan utilizar en estos lugares, establecer zonas protegidas y zonas de veda, regulación y control de construcciones, materiales que se puedan ingresar y utilizar en estas zonas (para empezar prohibir el vidrio y el icopor), control de construcciones, diseño y construcción de infraestructura y campañas intensas y permanentes de cuidado y protección de lo que hoy es el gran potencial de esta región, que de no ser protegido en poco tiempo no existirá.

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