jueves, 31 de marzo de 2011

Los arrepentidos


Loable es en los caballeros, que reconozcan sus errores y los enmienden. Pero lo que está pasando en Colombia no tiene nada de lo uno ni de lo otro, lo que cunde, es una casta de dirigentes políticos arrepentidos del pasado, además desagradecidos con aquellos que les tendieron la mano, contrariados con quien no hizo lo que quería, faltos de altura para contradecir a quienes a sus ex amigos e irrespetuosos con los ciudadanos, creyendo que no tienen memoria. Aunque el derecho a opinar no se le quita. El ex presidente Samper deberá estar muy arrepentido de haber recibido la ayuda de Álvaro Uribe Vélez, para ser presidente y antes de haber sido el único dirigente liberal que en Antioquia lo apoyó en 1990 en la precandidatura contra Gaviria. Igualmente, arrepentido estará de haberle aceptado ser su embajador en Francia, máxime cuando no fue capaz ni de posesionarse. Muy duros, habrá de ser los golpes de pecho, para atacar de tal forma a Uribe, sin ningún asomo de vergüenza, pretendiendo el ex mandatario, hacerle creer al país que será la voz de la moralidad y el visionario de las grandes estrategias de desarrollo social. Se le olvido la falta de autoridad que la mayoría de colombianos le otorgan después del proceso 8000. Otro arrepentido es el ex presidente Andrés Pastrana, quien después de haber sido embajador de Colombia en los Estados Unidos, considera que el jefe del gobierno que él representaba, es lo peor que le ha pasado al país. Entonces ¿qué y a quien representaba?, o se dio cuenta que era malo después de haber tenido que presentar su renuncia, como suele suceder solo se arrepintió cuando se le acabo “la teta”. Todo parece indicar además, que ni flagelándose con látigos en las carnes vivas, logrará espiar las culpas que siente, por haber sido miembro activo, dirigente, Senador, Alcalde y Presidente con y en nombre del Partido Conservador, el que hoy considera “partido de corruptos”, partido que hoy mantiene exactamente los mismos dirigentes que habían cundo ostentó sus dignidades. A Pastrana también le hicieron todo a sus espaldas. Arrepentido desde hace días esta Rafael Pardo, quien llego al Senado de la República en el 2002 con la promesa de buscar revocar el Congreso, en el que estaban y serian reelegidos los mismos, con contadas excepciones, que votaron después por él como candidato presidencial y hoy lo sostienen como presidente del Partido Liberal. En ese entonces llego en nombre del Nuevo partido, nuevo y fugaz, con la promesa de acompañar y defender a Uribe como presidente. Chupó, disfruto, se mostro, perdió y se arrepintió de haber estado donde estuvo. Otro arrepentido ha de ser el Ministro Vargas Lleras, quien un mes antes de las elecciones en el 2002, abandonó a su jefe Horacio Serpa, por irse para donde Uribe, a aprovecharlo política y burocráticamente, siete años de usufructo y hoy arrepentido por haber tenido que aplazar 12 su aspiración presidencial. El más arrepentido de todos tendrá que ser Uribe, quien en su afán hegemónico, quiso no tener oposición, disuadiéndola con ideas, política o burocracia, para que finalmente después de ser utilizado, terminaran siendo lo que eran, los mismos políticos faltos de ideología partidista y de postulados filosóficos, interesados solo por lisonjas personales. Lo malo es que más temprano que tarde habrá otro arrepentido, Juan Manuel Santos, de cuenta de su Unidad Nacional.

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