lunes, 14 de noviembre de 2011

Equivocación y abuso



¿Que es lo que pasa, cuando un gobernante que tiene casi el 80% de aceptación entre sus gobernados, pierde las elecciones, máxime cuando hizo todo lo posible por ganarlas? Es lo que hay que preguntarse con respecto a Luis Alfredo Ramos. Y la respuesta la deberían tener aquellos que en las encuestas opinan en su favor y en las urnas votan en su contra. Indiscutiblemente sus errores fueron muchos, que van desde la equivocación hasta el abuso.

No basta ser o parecer un buen gobernante para garantizar la continuidad, si no se tiene a un buen candidato como posible sucesor, y aquí se presento el primer error: aquel con quien el Gobernador Ramos quiso imponer su continuidad, confundió lo que es ser un buen conferencista con lo que es ser un buen candidato. Sin discusión el doctor Álvaro Vásquez es un buen expositor, sabe manejar y manipular las cifras, goza de capacidad dialéctica y es hábil para enfrentar a los medios, a los periodistas y los debates. Pero carecía de credibilidad, su pasado como militante político y como ejecutivo público y privado, no fueron prenda de garantía para que los ciudadanos le confiaran la responsabilidad de gobernarlos.
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Segundo error: creyó el doctor Ramos que el poder de la Gobernación seria eterno y que los alcaldes y dirigentes políticos seguirían sujetos a sus dadivas como lo estuvieron para las elecciones de Congreso y para la consulta del Partido Conservador. Se equivoco creyendo que los dirigentes locales y regionales le seguirían comiendo cuento a sus promesas, como lo hicieron cuando le eligieron a su senadora, para ese entonces todavía faltaban casi dos años de mandato y las promesas aun eran creíbles. Incluso para el momento de la consulta, todavía había tiempo de concretar los proyectos no financiados o las promesas no cumplidas y los dirigentes cambiaron apoyos por obras, plata o puestos que podrían llegar en los siguientes siete meses. ¿Pero en octubre ya que? A partir del primero de noviembre nadie en la administración “le para bolas” al que ya se va, más bien, hay que congraciarse con el que llega, por eso, no le respondieron aquellos a los que creyó fieles, que solo lo eran, fruto del chantaje de la gestión pública. Se equivoco creyendo y abuso prometiendo.

Tercer error: abuso el señor Gobernador, de aquel partido que abandonó cuando lo vio decadente y al cual ha querido volver, tomándoselo por asalto. Lo quiso acabar cuando estaba por fuera de él y no pudo; y ahora que “reingreso” está a punto de liquidarlo. Durante su gestión, encontró un partido que en Antioquia tenía seis senadores y lo va a entregar con tres; nueve diputados y lo va a entregar con siete; seis concejales de Medellín y lo entregará con cuatro; sin contar la dramática disminución de concejales y alcaldes en las regiones de Antioquia. Abusó el doctor Ramos, manipulando esa vieja casta de “ex líderes” del partido, que lo único que no han perdido es la capacidad de maquinar componendas clientelistas y de exprimir el poder para beneficio propio.

Solo falta una equivocación y un abuso más, que le otorguen la máxima condecoración del Partido Conservador y lo postulen para ser su jefe.

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