
De mis tres hijas, dos afortunadamente están superando la etapa de esa enfermedad con pronóstico positivo llamada adolescencia y la menor aún no llega a ella. Con las dos mayores, cada que teníamos una reunión familiar, cuando viajábamos juntos en el carro o cuando estaban con sus amigos, siempre sosteníamos la misma discusión, ¿Qué es lo que tanto les gusta de esos sonsonetes, que cuando se alcanzan a entender, no dicen nada? Y siempre responde la chiquita “pues el ritmo paaa’, el ritmo”, pareciera que ella tenían la vocería de las mayores, que simplemente asentían.
Creen muchos que “la música de hoy” no dice ni transmite nada y nos centramos en reclamar a los cantantes y autores que propongan algo con su música, pero nuestra reclamación siempre va mas allá, la hacemos extensiva a la mayoría de las expresiones artísticas. ¿Qué significan esas instalaciones que vemos hoy en todas las exposiciones?, ¿por qué no entendemos las pinturas o la esculturas con las que nos topamos a diario?, ¿que significan esas retahílas que escuchamos en todos los festivales o encuentros de poesía?, ¿por qué tan extrañas las puestas en escena de las compañías teatrales?. Y además nos escandalizamos con la presentación, lenguaje y actitud de los autores de estos inentendibles artísticos.
¿Qué reclamamos entonces?, acaso no pedimos que con sus obras nos permitan encontrar otra faceta de la realidad y nos motiven a pensar, profundizar y discutir sobre ella. Por qué tanto aspaviento cuando Juanes propone y hace un concierto en Cuba, acaso no les reclamamos a los artistas mayor conexión con el mundo y sus realidades, no fue entonces este un acto a través del cual el mundo por un lado y Cuba por el otro, con un artista como eje, se conectaron y evidenciaron una misma realidad.
Colombia se escandalizó al ver como en la entrega de premios Mtv, el grupo boricua Calle 13 expresó una posición política. La opinión y posición de estos músicos no la comparto, la rechazo profundamente, exijo respeto para nuestro gobernante y para nuestro país. Los términos de su posición política son insultantes y desmedidos. Pero además sus explicaciones demuestran que este fue un acto farandulero con poco contenido filosófico, no han sido capaces de argumentar su postura y por el contrario han tenido que retractarse. Es descomedido que desconociendo la realidad de nuestro país opinaron sobre él.
Mucho va del prudente y altruista trasfondo social de Juanes a la insulsa y ramplona politiquería farandulera de Calle 13. Pero sin embargo estos dos actos, lo que nos dejan ver, es que por fin podrá ser realidad aquello que tanto venimos reclamando: expresiones creativas que transformen materiales, imágenes y sonidos para transmitir y generar no solo sentimientos si no también ideas y opinión, y que sus autores asuman la responsabilidad social que tienen como modelos a seguir por diversas generaciones. Bienvenida esta alternativa a pesar de estas imperfecciones y de no compartir muchas expresiones artísticas y muchas de las opiniones que a través de ellas o no, puedan generar sus autores.