martes, 10 de noviembre de 2009

¿IRRESPONSABLE EL CORONEL CHÁVEZ O YO?


Hace muchos años, había tomado la decisión de no preocuparme ni opinar sobre las siempre desatinadas intervenciones del presidente Hugo Chávez Frias. En un principio me pareció que era el típico folclorismo latino, con un gran componente de “bullaranga Caribe”, es más, en ocasiones me parecieron hasta graciosas algunas de sus intervenciones. Posteriormente ya no me pareció gracioso, pero seguía pensando que sus aseveraciones eran tan ligeras que no merecía que le dedicara mucho tiempo en buscar el trasfondo a lo que decía o anunciaba. Pero en los últimos años, ni gracioso, ni ligero, por el contrario preocupante para la economía, más no riesgoso para la estabilidad política de la región así quisiera intervenir en cada uno de los países de América Latina. Siempre me pareció que era más lo que decía que lo que verdaderamente era capaz de hacer. Con el Coronel Chávez como con todos aquellos ligeros de lengua, asumí la misma posición: “A palabras necias oídos sordos”.

Hace algunos meses, un empujón mas fuerte que los que normalmente siento a las dos de la madrugada, me hizo despertar sobresaltado. Como siempre dije, ¡perdón amor!, Y me volteé de lado para no seguir roncando. Sin embargo, otro empujón, “es que no puedo dormir, tengo mucho miedo”, dijo mi esposa, y agregó, “¿qué tal que a ese loco de Chávez le de por atacarnos?”. En ese momento entendí que yo era otro irresponsable al creer que las ligerezas de nuestro gobernante vecino no tenían importancia. Ese día nos había amenazado con desplegar varios batallones hacia la frontera, luego vinieron las amenazas con los tanques, los aviones rusos, la muerte de los colombianos en la frontera y la instrucción de preparar a su pueblo para una guerra contra Colombia.

Comparto y respaldo al presidente Uribe en la actitud asumida frente a estas amenazas y agresiones, la discreción y la diplomacia como salida o por lo menos como actitud ante el conflicto, así Chávez la califique de hipócrita e inmoral. Para una guerra se necesitan dos bandos y para una agresión solo uno, espero que el Coronel no se atreva.

Pero de fondo creo que Colombia no puede caer en la doble trampa que nos pone el presidente vecino: primero, en su evidente alianza con las FARC y el narcotráfico, no podemos permitir que obligue a nuestras fuerzas militares a desplegar hombres hacia las fronteras, desprotegiendo frentes y territorios que el actual gobierno recuperó de las garras de la narco guerrilla. Obvio que si el Estado colombiano enfrenta dos guerras, con seguridad perdería ambas. Y segundo: su conflicto y desprestigio interno que lo resuelva él mismo, no podrá ser Colombia la cortina de humo, tras la cual se oculte el desgobierno que sufre nuestra hermana patria, con hambre, racionamiento de servicios públicos, la más alta tasa de inseguridad urbana y rural nunca vista en su historia y consecuentemente una profunda división y radicalización de su población.

Colombia no entrará al juego de la guerra, no podrá destinar más recursos para armamento o aumento de pie de fuerza, no podrá descuidar lo ya ganado ni abandonar la búsqueda de recuperar para la legitimidad del Estado los territorios en los que hoy aún campea la delincuencia, pero tampoco podrá renunciar a los acuerdos bi o multilaterales que nos permitan defendernos del narcoterrorismo nacional o internacional.

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