jueves, 3 de diciembre de 2009

LA INDIGNA ESPERA EN MEDICINA LEGAL


Con los años me he ido acostumbrando a que amigos, conocidos y aún simplemente personas referenciadas por los anteriores, me pidan constantemente colaboración para buscar algún tipo de servicio relacionado con la salud, esperando una mejor atención, un servicio más oportuno, o un cupo en una entidad donde por alguna razón deben ser atendidos, pero no existe en ella la capacidad de hacerlo. Que para reclamar un derecho, que además en muchos casos fue pagado con anterioridad, se tengan que interponer “palancas”, siempre me ha parecido aberrante, pero en un sistema con los defectos que tiene el nuestro, nunca me he negado a prestar mi servicio en este sentido, si mi acción tiene alguna utilidad para salvar o mejorar las condiciones de una vida.

Pero si lo anterior me parece aberrante, lo que me viene sucediendo en los últimos meses, además merece el calificativo de indignante.

Según el INSTITUTO NACIONAL DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENCES, regional Noroccidente – Medellín, desde el 1 de enero hasta el 24 de noviembre del presente año se han presentado en nuestra ciudad 1886 homicidios, 111 suicidios, 269 fallecidos en accidentes de tránsito, 110 fallecidos en otros accidentes y 63 muertes por “violencia indeterminada” para un total de 2439 personas muertas que requirieron necropsia por parte de esta entidad. Según esto en el solo Medellín, se presentan en promedio 7.5 muertes por día. Pero como lo muestran estas mismas estadísticas oficiales, el número de fallecimientos por “lesiones fatales de causa externa” es mayor en los días viernes (292 en este periodo), sábado (312) y domingo (323). Esta sola información nos revela la tragedia que está viviendo nuestra ciudad y que muchos pretenden esconder.

A la tragedia que viven estas familias por la muerte de sus jóvenes parientes, ya que el 67.7% de los fallecidos están entre los 18 y 35 años y el 16,2% entre los 36 y 45 años; se suma el padecimiento de tener que esperar en ocasiones hasta tres y cuatro días para que les sea entregado el cuerpo de su ser querido, ya que los profesionales de medicina legal, físicamente no tienen la capacidad de hacer las diligencias de necropsia con la rigurosidad que les exige las normas penales, en un tiempo mínimo para que no se prolongue la pena. Pero tampoco existe la infraestructura suficiente para disponer en condiciones dignas los cuerpos sin vida, en tanto les llega el turno de su necropsia. Los cuerpos quedan almacenados en las bolsas en las que son transportados luego del levantamiento del cadáver y en ellas, sufren un acelerado proceso de descomposición y putrefacción. Que indignidad que además del destrozo ocasionado por la causa de la muerte y por la necropsia como tal, además el cuerpo se entregue también descompuesto y verdoso.

Esta es la razón del dolor y la indignación que sufro en los últimos meses, ver a mis amigos, conocidos y referenciados buscar con desespero alguna “palanca” para que les entreguen rápidamente el cuerpo de su ser querido y no prolongar más los primeros días de su tragedia.

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