viernes, 12 de marzo de 2010

POR QUIÉN VOTARÍA


Justo en vísperas de elecciones y más aún siendo un político quien escribe esta columna, sería imposible no hablar de candidatos, preferencias o por lo menos tendencias electorales. Claro que, así como no me aguanto las ganas de hablar del tema, tengo una gran limitación. Siendo yo candidato, considero que no sería lo más respetuoso descalificar a unos y promover a otros, y menos aún promoverme yo. Consecuente con esto, sólo me restringiré a describir las características del candidato por quién votaría de no estar yo en la contienda.

Sin lugar a dudas quisiera que mi voto fuera útil, y esto no significa que necesariamente el candidato por el que yo optara tuviera seguro su triunfo, pero si implica, que quisiera tener la certeza de que a quién deposite mi confianza fuera quien realmente ejerciera y me representara. Esperaría que éste no utilizara esa aspiración y esa elección, simplemente como trampolín, y dejara tirada en la mitad del camino o del periodo la responsabilidad para la cual le entregué mi confianza. Y ese requisito de cumplimiento, implica también que éste candidato o candidata tuviese la suficiente solvencia, solidez moral y ética, para garantizar que durante su ejercicio nadie lo despojará de su investidura.

Juventud y ganas. Quiero ver un congreso renovado, con ideas, propuestas y comportamientos nuevos, diferentes y positivos. Votaría por aquel que esté iniciando una carrera política o que ya tenga experiencia en ella, pero que sea evidente su deseo de hacer y no de terminar. Ni el congreso ni los partidos pueden ser agencias de jubilación. Quien lo merezca que lo logre, pero quien no, que no se lo regalen. Votaría por un candidato que me inspire la certeza de que su vigor electoral se mantendrá igual en el periodo poselectoral.

Propuestas, conocimiento, capacidad de estudio y responsabilidad social. Mi candidato tendría que ser alguien que presentara una propuesta lógica y coherente, no aquellos culebreros que creen que solo con su florido léxico convencieron a cuantos los escucharon o se le atravesaron. Definitivamente creo más en quienes saben callar que tontamente hablar. Me gustan aquellos destacados y reconocidos en áreas específicas y no aquellas escopetas de regadera que hablan de todo y no saben de nada. Pero que si bien tengan un área del conocimiento específico, tengan además la capacidad de conocer y profundizar en aquellos temas que no sean los suyos, para que puedan asumir posiciones justificadas y sustentadas. Pero necesariamente mi voto, sería para aquel que teniendo las cualidades anteriores, tenga la suficiente responsabilidad para defender sus ideas y propuestas, con carácter y vehemencia, y no se amedrente o se venda ante las seductoras migajas del poder, la burocracia o el dinero fácil y abundante.

Votaría por un candidato que tenga, quiera y sea capaz de hacer equipo. Considero imposible que tal responsabilidad se pueda asumir solo, sin quien le mantenga el polo a tierra, sin quien le ayude a tener diferentes visiones, sin quien le ayude a estructurar las diferentes posiciones. Aquellos que antes de ser elegidos ya tienen negociadas las asesorías por votos, ya iniciaron el camino de una mala gestión.

Pero definitivamente, votaría por aquel que no me diera la más mínima señal, de que algún día me avergonzaré de haberlo acompañado.

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