miércoles, 17 de marzo de 2010

"SANGRANDO POR LA HERIDA"

El pasado 3 de marzo, el Consejo Nacional Electoral, nos informó a todos los candidatos al congreso por Antioquia y me imagino que de Colombia, que el viernes 5 de marzo deberíamos presentar nuestros libros con informes detallados de ingresos y egresos, porque habríamos de estar sujetos a una estricta auditoria con corte al 4 de marzo. En realidad la evaluación si fue rigurosa y allí escuchamos de algunas campañas, que tenían para entonces inundada la ciudad y el departamento de publicidad, y comprados o contratados ya desde hace muchos días y por muy buen dinero, a una gran cantidad de ciudadanos para que les hicieran la campaña, que aún no habían abierto libros porque todavía no tenían ingresos.

Al terminar la auditoria a mi campaña, el Magistrado que me correspondió sentenció: “tres días antes de las elecciones tendremos que rendir un informe público del estado de las campañas en Antioquia”. En ese momento nació en mí la esperanza que por fin el Estado y su organismo correspondiente, iban a otorgar garantías y condiciones de equidad para poder competir en igualdad de condiciones por el favor popular. Creí que se pondría control sobre la campaña más corrupta que he vivido en mis 44 años y en los 16 de vida pública, así fuera por solo 3 días.

Pues como todo lo que tiene que ver con justicia y equidad en Colombia, me quede esperando. La desproporción en gastos se aumentó, sin tener claridad sobre el origen de estos recursos. La injerencia de algunas administraciones públicas, que sin excepción eligieron a sus candidatos, se salió de madre, desbordaron los niveles de contratación por servicios personales en forma directa, a través de contratistas o por convenios interadministrativos, con disponibilidades y registros presupuestales viejos pero con contratos que iniciaron su ejecución solo por estos días y ni para que mencionar la contratación de obra pública. Definitivamente no hubo reglas, no hubo control y mucho menos respeto y decencia para el ejercicio político.

No voy a cometer el error de descalificar a quienes salieron elegidos, no soy quien para escrutar su formación académica, la profundidad de sus postulados políticos y sus propuestas, su trayectoria de presencia en las regiones de Antioquia y del país, ni mucho menos su arraigo en la opinión pública. Tampoco voy a señalar a nadie en particular porque creo que esta responsabilidad es de los organismos del Estado que tienen las herramientas para investigar. Y porque no quiero ponerme a pagar abogados para defenderme de estos personajes que con seguridad lo primero que harán es demandarme. Lo que quiero es plantearles a todos los ciudadanos una alerta, que Antioquia como Colombia entró en la senda equivocada, de elegir a los gobernantes que utilizan los métodos y las herramientas inadecuadas y que finalmente seremos cada uno de nosotros quienes pagaremos caro nuestro propio desatino.

Para quien me quiera descalificar, le ahorro el trabajo de buscar la excusa. Sí, estoy sangrando por la herida, una herida que me abrieron hace mucho tiempo, pero que hoy tengo la autoridad moral de decir que desde hace varios meses lo había dicho y escrito.

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