jueves, 25 de marzo de 2010

El tiro por la culata


En Colombia se ha vuelto costumbre que los miembros de otros partidos participen en las consultas internas de movimientos diferentes al suyo, incluso hemos visto como máximos dirigentes de diversas colectividades convocan a su militancia para que participen en las decisiones de otros. La pasada consulta del Partido Conservador no fue la excepción, vimos como algunos candidatos y candidatas invitaban en su publicidad para que integrantes de otros partidos los acompañaran. Mientras en este país no se reglamenten las consultas y se establezca la obligatoriedad de realizarse en una misma fecha, este error se seguirá cometiendo, con graves consecuencias para quienes participan en lo que no les corresponde, como para quienes obtienen lo que realmente no tienen.

Equivocadamente la dirigencia y militancia del Partido Liberal, invitaron y votaron por la doctora Noemí Sanín en la consulta del pasado 14 de marzo, con la esperanza que ella fuera la candidata de los conservadores e impedir que este partido se uniera con la U, para que así el candidato Pardo pudiera tener la oportunidad de pasar a la segunda vuelta, “en rio revuelto ganancia de pescadores” fue la estrategia planteada por los bermejos. Pues creo que “el tiro les salió por la culata”, lograron la primera meta, Noemí ganó la consulta conservadora lo que no significa que será la candidata de todos los conservadores, pero si será la candidata de los antiuribistas, como ya se empieza a ver. Todos aquellos que no comulgan con la política de seguridad democrática se están alineando hacia este sector. La candidata le arrebató al Partido Liberal las banderas de oposición que por naturaleza les correspondía y Rafael Pardo hasta hoy no ha demostrado la capacidad y el carisma para recuperarlas y ganar con ellas. Terminará muy solo arrimándose en una segunda vuelta, si es que la hay, a aquella a quien en un grave error le regalaron fichas para que no se saliera del juego pero los terminó sacando.

Se volverán a equivocar quienes crean que Noemí es la solución, porque no es sincero su discurso Uribista, no lo puede ser cuando pretende que su presidente, al cual adoró, obedeció y siguió durante “siete maravillosos años de embajada”, hoy deje de ejercer su responsabilidad como primer mandatario. Pero también se equivocarán quienes crean que es la más autentica representante del Antiuribismo y lo repito con el mismo argumento, no lo podrá ser quien adoró, obedeció y siguió durante “siete maravillosos años de embajada” a Uribe e incluso promovió su primera reelección.

Mientras tanto en el partidor presidencial seguirá Juan Manuel Santos como la única expresión valida de continuidad de la política de seguridad democrática. Noemí Sanín como expresión taimada del antiuribismo, buscando a los conservadores que aún no le creemos y a todos los antiuribistas de cualquier vertiente. Antanas Mockus ni uribista ni antiuribista, con el gran problema de no haber podido encontrar un lenguaje entendible para todos los colombianos, capitalizando la gran equivocación de Fajardo que pecó por inexperto y falto de humildad. Están también aunque más rezagados Germán Vargas que tendrá que resolver su encrucijada, si volver al partido liberal o buscar como uribista la alcaldía de Bogotá. Petro que no se quedó ni como representante de la izquierda democrática, ni como antiuribista, ni como chavista pero si como el típico arrogante, culto y estudioso desadaptado. Y Rafael Pardo que tendrá que pedalear duro para ponerse al nivel de todos los otros, para recuperar lo que ha perdido y no dejar que se le vallan los que no aguantan más tiempo fuera del poder.

miércoles, 17 de marzo de 2010

"SANGRANDO POR LA HERIDA"

El pasado 3 de marzo, el Consejo Nacional Electoral, nos informó a todos los candidatos al congreso por Antioquia y me imagino que de Colombia, que el viernes 5 de marzo deberíamos presentar nuestros libros con informes detallados de ingresos y egresos, porque habríamos de estar sujetos a una estricta auditoria con corte al 4 de marzo. En realidad la evaluación si fue rigurosa y allí escuchamos de algunas campañas, que tenían para entonces inundada la ciudad y el departamento de publicidad, y comprados o contratados ya desde hace muchos días y por muy buen dinero, a una gran cantidad de ciudadanos para que les hicieran la campaña, que aún no habían abierto libros porque todavía no tenían ingresos.

Al terminar la auditoria a mi campaña, el Magistrado que me correspondió sentenció: “tres días antes de las elecciones tendremos que rendir un informe público del estado de las campañas en Antioquia”. En ese momento nació en mí la esperanza que por fin el Estado y su organismo correspondiente, iban a otorgar garantías y condiciones de equidad para poder competir en igualdad de condiciones por el favor popular. Creí que se pondría control sobre la campaña más corrupta que he vivido en mis 44 años y en los 16 de vida pública, así fuera por solo 3 días.

Pues como todo lo que tiene que ver con justicia y equidad en Colombia, me quede esperando. La desproporción en gastos se aumentó, sin tener claridad sobre el origen de estos recursos. La injerencia de algunas administraciones públicas, que sin excepción eligieron a sus candidatos, se salió de madre, desbordaron los niveles de contratación por servicios personales en forma directa, a través de contratistas o por convenios interadministrativos, con disponibilidades y registros presupuestales viejos pero con contratos que iniciaron su ejecución solo por estos días y ni para que mencionar la contratación de obra pública. Definitivamente no hubo reglas, no hubo control y mucho menos respeto y decencia para el ejercicio político.

No voy a cometer el error de descalificar a quienes salieron elegidos, no soy quien para escrutar su formación académica, la profundidad de sus postulados políticos y sus propuestas, su trayectoria de presencia en las regiones de Antioquia y del país, ni mucho menos su arraigo en la opinión pública. Tampoco voy a señalar a nadie en particular porque creo que esta responsabilidad es de los organismos del Estado que tienen las herramientas para investigar. Y porque no quiero ponerme a pagar abogados para defenderme de estos personajes que con seguridad lo primero que harán es demandarme. Lo que quiero es plantearles a todos los ciudadanos una alerta, que Antioquia como Colombia entró en la senda equivocada, de elegir a los gobernantes que utilizan los métodos y las herramientas inadecuadas y que finalmente seremos cada uno de nosotros quienes pagaremos caro nuestro propio desatino.

Para quien me quiera descalificar, le ahorro el trabajo de buscar la excusa. Sí, estoy sangrando por la herida, una herida que me abrieron hace mucho tiempo, pero que hoy tengo la autoridad moral de decir que desde hace varios meses lo había dicho y escrito.

viernes, 12 de marzo de 2010

POR QUIÉN VOTARÍA


Justo en vísperas de elecciones y más aún siendo un político quien escribe esta columna, sería imposible no hablar de candidatos, preferencias o por lo menos tendencias electorales. Claro que, así como no me aguanto las ganas de hablar del tema, tengo una gran limitación. Siendo yo candidato, considero que no sería lo más respetuoso descalificar a unos y promover a otros, y menos aún promoverme yo. Consecuente con esto, sólo me restringiré a describir las características del candidato por quién votaría de no estar yo en la contienda.

Sin lugar a dudas quisiera que mi voto fuera útil, y esto no significa que necesariamente el candidato por el que yo optara tuviera seguro su triunfo, pero si implica, que quisiera tener la certeza de que a quién deposite mi confianza fuera quien realmente ejerciera y me representara. Esperaría que éste no utilizara esa aspiración y esa elección, simplemente como trampolín, y dejara tirada en la mitad del camino o del periodo la responsabilidad para la cual le entregué mi confianza. Y ese requisito de cumplimiento, implica también que éste candidato o candidata tuviese la suficiente solvencia, solidez moral y ética, para garantizar que durante su ejercicio nadie lo despojará de su investidura.

Juventud y ganas. Quiero ver un congreso renovado, con ideas, propuestas y comportamientos nuevos, diferentes y positivos. Votaría por aquel que esté iniciando una carrera política o que ya tenga experiencia en ella, pero que sea evidente su deseo de hacer y no de terminar. Ni el congreso ni los partidos pueden ser agencias de jubilación. Quien lo merezca que lo logre, pero quien no, que no se lo regalen. Votaría por un candidato que me inspire la certeza de que su vigor electoral se mantendrá igual en el periodo poselectoral.

Propuestas, conocimiento, capacidad de estudio y responsabilidad social. Mi candidato tendría que ser alguien que presentara una propuesta lógica y coherente, no aquellos culebreros que creen que solo con su florido léxico convencieron a cuantos los escucharon o se le atravesaron. Definitivamente creo más en quienes saben callar que tontamente hablar. Me gustan aquellos destacados y reconocidos en áreas específicas y no aquellas escopetas de regadera que hablan de todo y no saben de nada. Pero que si bien tengan un área del conocimiento específico, tengan además la capacidad de conocer y profundizar en aquellos temas que no sean los suyos, para que puedan asumir posiciones justificadas y sustentadas. Pero necesariamente mi voto, sería para aquel que teniendo las cualidades anteriores, tenga la suficiente responsabilidad para defender sus ideas y propuestas, con carácter y vehemencia, y no se amedrente o se venda ante las seductoras migajas del poder, la burocracia o el dinero fácil y abundante.

Votaría por un candidato que tenga, quiera y sea capaz de hacer equipo. Considero imposible que tal responsabilidad se pueda asumir solo, sin quien le mantenga el polo a tierra, sin quien le ayude a tener diferentes visiones, sin quien le ayude a estructurar las diferentes posiciones. Aquellos que antes de ser elegidos ya tienen negociadas las asesorías por votos, ya iniciaron el camino de una mala gestión.

Pero definitivamente, votaría por aquel que no me diera la más mínima señal, de que algún día me avergonzaré de haberlo acompañado.

viernes, 5 de marzo de 2010

ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA

En el transcurso de este proceso electoral se ha ido sembrando en mi, una duda que espero tenga no solo solución, sino que esta sea tranquilizante y esperanzadora, porque la realidad que me ha despertado esta inquietud por el contrario es desalentadora y angustiante. ¿Quién y cómo, van a hacer política en los próximos años? No paro de preguntarme cada que transito una carretera, cada que voy a un municipio o cada que converso con un ciudadano que se autodenomina “líder”.

Así como detesto que generalicen y me metan a mí en la misma bolsa de todos los políticos a los cuales todos los ciudadanos y algunos de los periodistas nos juzgan, critican y señalan, en muchos casos sin el suficiente conocimiento de quienes somos, de que vivimos y que queremos. No voy a generalizar diciendo que todos aquellos que se consideran lideres son iguales, pero si tengo que lamentar que algunos de ellos utilicen esta condición para obtener un beneficio particular por encima del de sus liderados. Este comentario es precisamente uno de los temas por los cuales hoy tengo esta duda.

Pero creo que hay que esculcar en otro lado y la pregunta tendrá que ser: ¿Por qué estos personajes se volvieron así? Y la respuesta me atropella en cada esquina de la ciudad, en cada cuadra de los municipios del área metropolitana y de los municipios de Antioquia donde algunos candidatos y candidatas al congreso hacen evidente el derroche de recursos. La respuesta me atropella en cada poste, árbol, casa, muro, piedra de Antioquia que no se salva de la inmisericorde avalancha ensuciadora de esos candidatos que pagan y pagan para que peguen y peguen. ¿Cómo no pedirle plata a aquellos que tienen o aparentan tener tanta? Aunque no todos paguemos siempre habrá uno o una que si lo haga.

Hacer política será en muy corto tiempo una profesión restringida a aquellos que sean tan cercanos a los medios de comunicación, que con la ayuda de estos puedan generar alguna opinión o imagen; para aquellos que estén dispuestos a gastarse el patrimonio de sus familias en una contienda desleal o para aquellos que no tienen escrúpulos en recibir y utilizar en sus derrochadoras campañas dineros de actividades ilícitas o ilícitamente obtenidos del erario público. Que los gobernantes tengan candidatos de sus preferencias no me parece ni extraño ni anormal, pero que hagan uso indebido de las administraciones para beneficiarlos, si me parece anormal, indebido e ilegal, como igual lo es, el pretender que del ejercicio de lo público se obtengan los recursos para financiar estas candidaturas. Pero lo más anormal de esto es que todos lo ven, lo sienten, lo viven pero nadie lo comprueba. Unos porque no tenemos las herramientas para hacerlo y los que las tienen como los organismos de inspección y control, porque tradicionalmente se hacen o les interesa no verlas.

De todas maneras creo que en Colombia y Antioquia hay alternativas diferentes, que no estamos sometidos a escoger solo entre la rubia y la morena, a dejarnos seducir solo por las prebendas burocráticas y administrativas o la alternativa de vender nuestro liderazgo político y mi voto. Antioquia tiene otras posibilidades, con propuestas y contenido, con tradición de honestidad, transparencia y decencia. Y con la esperanza de ejercer liderazgos de futuro no sujetos a los renovados viejos vicios politiqueros.