jueves, 21 de abril de 2011

Del atrio al pulpito 2



Muy difícil es la situación de los militantes activos de cualquier partido político, cuando se enfrentan a la disyuntiva, de actuar con respeto a las directrices de su colectividad o a la lealtad con su conciencia.
Difícil si es, máxime cuando los partidos políticos perdieron todo horizonte ideológico y los postulados partidistas desaparecieron, única y exclusivamente en favor de los beneficios particulares de quienes se dicen líderes o jefes de los partidos. Muestras claras de lo que pasa en los partidos, se observan desde los niveles más altos del poder, hasta las opciones de menor rango en lo público. El mejor ejemplo es el ex presidente Uribe, que pasó de ser un destacado liberal, a ser el mejor representante de los postulados conservadores, como tal gobernó, pero por vergüenza de no dar semejante voltereta, se tuvo que idear un partido, ahí entreverado, como los colores que lo representan, para disimular su pirueta; tal ha sido esta y tan representados se sientes los conservadores en Uribe, que sus jefes no se atreven a dar un paso sin la aprobación de este. Lo mismo se podría decir de Juan Manuel Santos, quien fue digno jefe del Partido Liberal, se monto en el arcoíris multicolor de la U, para que en nombre de él, pero con postulados conservadores lo eligieran como presidente y allí, gobernar como el redentor de su colectividad madre, el liberalismo.
En lo regional como en lo nacional, los “jefes” políticos no tienen vergüenza en moverse de un lado para otro, según mejor sople el viento. Muchos, entre ellos el Gobernador Ramos, abandonaron sus partidos tradicionales cuando estos tenían sus mayores problemas y luego regresan a reclamar jefaturas. Ramos, desde Alas Equipo Colombia, quiso acabar con el Partido Conservador, desde allí no lo pudo hacer, pero está que lo logra ahora que regreso a él. No obtuvo el respaldo de su antiguo partido para su candidatura a la gobernación; y al llegar a ella, solo se dedico a atacar la gestión de los conservadores, que en legitima representación de este partido, participaron en la gestión que lo antecedió. Supuestamente reingresó al Partido Conservador, sin embargo, los más golpeados son los miembros de esta colectividad y los más de los mas, son aquellos que siempre fueron su aliados y leales subalternos. Entonces, ¿cual es la razón por la cual, muchos se empeñan en creer que el Partido Conservador debe buscar la Gobernación?, ¿para defender qué? Una gestión en la que la mayoría de ellos, dicen no sentirse representados y de la cual por el contrario, algunos albergan muchas dudas.
Difícil será entonces, cuando no hay postulados, ni respeto por estos cuando existen; en unos partidos que institucionalmente no se hace respetar, permitiendo que cualquiera entre, sintiéndose o no parte de él; cuando los estatutos de los partidos se utilizan para que el “poderoso” se aproveche de él y consiga aval para quien no lo merece, someterse a las decisiones que si bien son estatutarias, riñen totalmente con lo que ética, moral y socialmente se cree.
No cabe duda, entre el respeto a la norma partidista mal usada y la lealtad con la conciencia, esta última es la que manda, porque puede que no de poder, pero… ¡da una tranquilidad!

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