jueves, 13 de mayo de 2010

Entre el Bolillo y Mockus




Cuando se trata de la selección Colombia de futbol, de reinados o de elecciones políticas, todos tenemos derecho a opinar, gustándonos o no alguna de las tres actividades. Y como no hacerlo, si se trata justamente de quienes nos van a dirigir o de quienes nos van a representar, en manos de ellos estará la posibilidad de hacernos felices o infelices.
Hace algunos días, se viene moviendo en el ambiente deportivo la casi segura designación del “bolillo” Gómez como próximo director técnico de la Selección nacional. Pues ante esta innegable realidad, tengo hacer un gran esfuerzo y prepararme para soportarla; y digo soportarla, precisamente porque no son argumentos técnicos los que hacen que mi opinión sea negativa frente a este nombramiento. Mis argumentos son de salud mental, no quiero estar nuevamente sometido al estrés que me genera el técnico Gómez cada que está dirigiendo un partido o dando una declaración, siempre estoy esperando, y generalmente la espera no es muy larga, la queja, el madrazo, la insultada, la amenaza, el golpe o la patada, el reto o su acostumbrada declaración destemplada. Puede que sea buen técnico, sus argumentos tendrán quienes lo pretenden nombrar, pero que pereza tener que vivir nuevamente el día a día de este estresante personaje.
Viendo, leyendo y releyendo las encuestas de los últimos días, muchos no encuentran la razón del por qué el profesor Antanas Mockus, tiene un ascenso tan vertiginoso en ellas. Será más bien la sin razón, el resultado en favor de un personaje al que difícilmente el común de los colombianos le entendemos un bajo porcentaje de lo que dice; o su desfachatado estilo del pasado, que va desde bajarse los calzones hasta casarse en un elefante; o su lentitud para responder y tomar decisiones; o sus frecuentes equívocos, siempre reconocidos y generalmente con lagrimas de por medio, como cuando trato de prostitutas a todas las pereiranas. Al contrario de muchos yo sí creo que hay una razón y creo que es la misma por la cual a tantos no nos gusta el “bolillo” como técnico, pero con Antanas funciona en sentido contrario. Puede que no le entendamos nada, que nos parezca disparatado o que aparente estar fuera de órbita, pero sencillamente no nos estresa.
No voy a votar por Mockus, porque en mí, prima por encima del estrés, la responsabilidad y la certeza de lo logrado sobre el riesgo de lo propuesto, porque a la usanza del mismo Antanas en materia de País, no estoy dispuesto a dar saltos sin red. Pero esta decisión política, no me impide ver la realidad de un fenómeno que está atrayendo a muchos y que la otra clase política no ha querido entender. Les llego la hora a Noemí, Santos, Pardo, Petro y Vargas Lleras, como a sus equipos de campaña, de trascender esas disputas personales, sectarias y politiqueras, de las cuales el común de los ciudadanos ya se cansaron y proponer argumentos nuevos para combatir la corrupción, generar empleo, garantizar mayor acceso y mejor educación, facilitar el ejercicio pleno del derecho a la salud y garantizar la seguridad, temas que la mayoría de ciudadanos quieren escuchar sin la incomodidad de angustiarse.

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