miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Pero la vida que?


Resulta alentador para una ciudad como Medellín, que en una época en la que cunde el pánico de una crisis económica Nacional y mundial, cuando nuestra región ha disminuido sus índices de exportación por las crisis diplomáticas con Ecuador y Venezuela, y además muchos hablan y de pronto las cifras lo corroboran, que volvimos a vivir tiempos con altos niveles de inseguridad. Ver que llegan nuevos inversionistas que mantienen activa la económica regional, que inauguran obras y emprenden muchos más proyectos. Afortunadamente la confianza de estos inversionistas externos y también regionales, se mantiene en una sociedad y en una raza que siempre surge impetuosa de sus mayores crisis.
Valido es que las autoridades regionales, faciliten las herramientas necesarias para que la inversión llegue. En una ciudad que requiere cada vez más empleos estables y dignos solo queda ayudar, y celebrar cada que vemos un gran centro comercial nuevo o un pequeño mall, que aun con pocos locales comerciales proveen ingresos a muchas familias.
¿Pero la vida qué? No solo los centros comerciales de reciente inauguración, también aquellos de larga data, no se preocupan en lo más mínimo por proteger y otorgar tranquilidad a la los transeúntes, peatones o no, clientes o no de estos establecimientos, pero finalmente afectados y puestos en apuros.
No se con certeza de quien es la responsabilidad, creo que será de las curadurías que son quienes otorgan las licencias de construcción. Pero me resulta muy anormal que las vías de acceso a estas grandes superficies sean de unas especificaciones mínimas, que en fechas de de mayor flujo comercial, colapsan el sector y muchas veces gran parte de la ciudad, haciendo insoportable transitar por allí. ¿Quisiera saber quien le permitió al centro comercial Sandiego construir varias de sus etapas casi sobre la vía Las palmas? negándole a esta, toda posibilidad de ampliación y así resolver el mayor cuello de botella que existe en la ciudad, que es la salida hacia parte del poblado y al suroriente antioqueño. ¿Quién autorizo la construcción del centro comercial los Molinos en medio de un barrio residencial en el cual las vías todavía son de una capacidad limitada? ¿Quién vigiló que el flujo esperado en el nuevo Santa fe no colapsara y convirtiera, como lo logró, en ineficiente una vía de reciente construcción como es los balsos, con su correspondiente intercambio sobre la avenida del Poblado. Y dejo ahí para que ustedes recuerden mas perlas de este tipo.
Pero si bien, en gracia de la economía regional y para que Fenalco no me critique, se soporta la molestia que causa la congestión vehicular. No es comprensible la nula protección a los peatones: es un acto suicida tratar de cruzar la vía Las Palmas para llegar a Sandiego, cuantos accidentes ya se han presentado con peatones que tratan de llegar al nuevo Santa fe o a Oviedo teniendo que cruzar la avenida del Poblado, y ni que hablar de los que tienen que cruzar la avenida de los Industriales para llegar a Monterrey. Estos, son unos pocos ejemplos de la ilógica de los comerciantes y constructores que creen o ¿será que quieren?, que a sus negocios solo lleguen clientes en sus carros particulares para que congestionen el vecindario y que los de a pie cada vez estén en mayor riesgo. Un semáforo peatonal, generalmente malo, que los conductores no respetan y que la mayoría de transeúntes no sabe utilizar, es insuficiente.
Vuelvo a la pregunta. ¿Quiénes serán los responsables de otorgar tantas facilidades a los inversionistas? ¿Es justificable que en aras de proteger las inversiones, estas facilidades rayen en el abuso y pongan en riesgo la vida de los habitantes de esta ciudad?

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