viernes, 1 de julio de 2011

Donde nos equivocamos

Ahora resultó que algunos periodistas de cadenas de radio nacionales, son la conciencia moral de este país y mucho mas allá, terminaron teniendo la autorización de pedir renuncias a diestra y siniestra, sin importarles que con ello, estén enlodando la trayectoria de muchas personas, que a pesar de haber trabajado duramente un nombre y un prestigio profesional, por cualquier circunstancia caen en “la mala” con estos personajes y difícil les queda desde ese momento, volver a levantar cabeza.

Nunca se escucha de los periodistas de RCN, Caracol, la W o la FM, que hagan una corrección, tan solo cuando media un fallo, y eso que se nota la mala gana o justificando el hecho, a pesar que se les demostró no tener la razón. He aquí el motivo, por el que muchos de quienes quieren y creen necesario estar bien informados, cada vez buscan mas los medios escritos, impresos y electrónicos; hastiados de los noticieros de televisión, que solo muestran lo más bajo y ruin de esta sociedad y de los hablados, donde los periodistas, que por obra y gracia del poder que el medio les otorga, se convierten en fiscales y jueces de sus entrevistados, quienes dejan de ser la fuente, para ser convertidos en la contraparte.

No se pretende ejercer una mordaza a la investigación, o a la capacidad del comunicador para hacer uso de su perspicacia profesional y obtener mucha más información de la que se podría tener, mucho menos se pretendería limitar la posibilidad y la obligación de los medios como actores fundamentales de la sociedad, a denunciar lo que se considere indebido. Sin embargo a renglón seguido, también habrá que determinar hasta donde se llega y quien decide legalmente sobre las responsabilidades y quien otorga las sanciones; sanción que muchas veces es menor que el escarnio público a través de la radio, al que se somete a muchos sin merecerlo.

Esta semana, se escuchó como Darío Arizmendi le pedía la renuncia al Ministro de comercio, industria y turismo, Sergio Días-Granados; porque su esposa había trabajado para Saludcoop. Resulta que a demás de ser una buena profesional, conocedora de un sector, capaz de prestar un servicio, tenía que ser adivina para saber que su esposo iba a ser Ministro y que la empresa a la que muchos consideraban grande, importante e influyente, iba a ser intervenida y satanizados todos los que por allí pasaron.

¿Quien le pedio a algún director de medio radial la renuncia a su cargo, cuando hasta ocho días antes de ser intervenida DMG, en los mismos programas que anunciaban la noticia, pasaban cuñas de esta empresa?, o ¿quien pidió renuncias a aquellos directores de medios que destacaban a los Nule como las grandes revelaciones del empresariado colombiano?, o ¿qué periodista de radio ha tenido la altura de renunciar a su trabajo, luego de habérsele comprobado que lo que consideró una “chiva” era una gran mentira, un desatino o una imprudencia?. Entonces porque ellos si se sienten con el derecho de establecer los límites de la moral y la ética, y de paso a juzgar y destruir.

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