viernes, 22 de julio de 2011

Se corroyó la sal



Fueron muchas las cosas importantes, que sucedieron en la instalación del nuevo periodo de sesiones ordinarias del Congreso de la República. El “superministro” Vargas Lleras informó, que esta legislatura tendría la agenda más ambiciosa jamás vista, las cortes notificaron que presentarían su propio proyecto de reforma a la justicia, se eligió al presidente de la Cámara más joven en los últimos 50 años y el Presidente Santos, anunció reforma a la estrategia de seguridad, nuevas leyes para la educación, la justicia y reforma tributaria sin más impuestos, entre muchas otras más cosas. Nada de esto causo tanto revuelo, como el anuncio que el Partido verde a partir de ese momento, hace parte de la mesa de unidad nacional.

Que esperanzas ¡por Dios bendito! Si esos eran los que nos habían metido el cuento tan solo hace un año, que la política se debía hacer con ideas, que se podría ejercer por fuera del gobierno y es más, que mantendrían su independencia por encima de cualquier circunstancia. ¿Como que hoy resultan entregados al gobierno nacional? y “a cambio de nada”, como lo manifestó el mismo presidente Juan Manuel Santos. Pocas cosas tan despreciables como un regalado por nada, se sienten nada y entregarse es ganancia. Tan poco se sienten, que su único argumento fue quierer estar en la mesa de discusión de los proyectos. Acaso el escenario natural no es el Congreso, o para que se hicieron elegir, si no son capaces de argumentar sus pocas ideas y someterse a convocar mayorías entorno a ellas o a perder, como también es válido en la democracia.

Muchos colombianos creímos, que por encima de Antanas Mockus y sus ridículas actuaciones, se gestaba un nuevo movimiento, que le pondría sal y pimienta a la confrontación política de este país. Creímos que por fin el ejercicio democrático tendría sabor y condimento, que los “amorcillados” dirigentes de los tradicionales partidos políticos, incluyendo la U y cambio Radical, que son los mismos con diferente aval, tendrían que esforzar sus neuronas, para confrontarse ideológicamente con una casta política emergente, con procedimientos innovadores, culta, decente e independiente. Pero se corroyó la sal, al final de cuentas otra frustración más. Sus procedimientos son iguales, estar con el ganador para esperar que les dan y saciar a unos pocos dirigentes burócratas; su amplia cultura la describió Santos, no propusieron nada, no pidieron nada, no lograron nada; tan indecentes, que unos pocos toman decisiones por una gran mayoría, a la que ya no representan. Hasta aquí les llego su independencia, ya tienen nuevo jefe, el dueño de la mesa en la que se sentaron.

La frustración no es ni siquiera por la regalada de hoy, es por el engaño de ayer. La pregunta no es ¿por qué se entregaron?, es ¿por qué se juntaron si en nada coincidían? Hoy es evidente que Mockus, Garzón, Peñalosa y Fajardo, al igual que todos los políticos, se juntaron por los votos y el aval. Resultaron tan inmaduros como el color que adoptaron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario