domingo, 25 de septiembre de 2011

¡Yo creo en Aníbal!



Para empezar, tengo que contarles a todos los respetados lectores, que soy amigo de Aníbal Gaviria Correa, que lo acompañe durante los cuatro años de su gestión como Gobernador de Antioquia y que actualmente estoy vinculado con su campaña para la Alcaldía de Medellín. Estas razones que me permito presentar como advertencia, para que ustedes juzguen si desean o no continuar leyendo esta columna; son las mismas que me obligan a escribirla en primera persona, como no acostumbro a hacerlo.

Me siento autorizado, pero a demás obligado ética y moralmente, a escribir sobre quien hoy es candidato a ocupar el primer cargo de la ciudad y a quien conozco muy bien. Porque es un deber de quienes por alguna razón como yo, la sociedad nos ha otorgado responsabilidades, recomendar lo que ha nuestro saber es bueno. Reconozco en Aníbal, un hombre de ideas liberales, los principales valores que en el Partido Conservador me motivaron a hacer la política: férreos principios católicos, lucha denodada por la vida en todas las especies y desde todo momento, preocupación por romper la inequidad, respeto por la institucionalidad aun que ella no le fuese favorable, valoración máxima de la familia como eje supremo de la sociedad, manejo escrupuloso de los recursos públicos, sacrificio y dedicación en sus responsabilidades como ciudadano y gobernante. Por eso estoy con él, por eso creo en él, porque lo conozco, porque he trabajado con él; y por que con él y su familia, he compartido, discutido y en muchos casos diferido sobre lo público, pero siempre, coincidido sobre los principios y valores fundamentales.

En buena hora Aníbal Gaviria, ha decidido dar por terminado desde su orilla, el infame capitulo de difamaciones en su contra. Aunque desde mi punto de vista, más daño le han causado al difamador que al difamado, el haber concedido una extensa entrevista, respondiendo todos los infundios en su contra, si bien no acallará una estrategia ya montada, pagada e identificada, le permitirá a Aníbal concentrarse solo en lo que bien sabe hacer, mostrar su propuesta, sustentarla, demostrar que si es viable y cumplible; y recordarles a los ciudadanos de Medellín, que el haber ejercido una gobernación sin maculas, es la mejor y mayor garantía que en la capital de la montaña también será así.

Si para Aníbal este capítulo ya termino, pues para mí también; aunque me sigan maltratando, aquellos que en anterior columna califique de: generación de calumniadores y agresores verbales, que amparados en la seudonímia de las redes sociales, dan rienda suelta a todo el odio, resentimiento y ánimo revanchista, por aquellos que simplemente no compartimos o no apoyamos a quienes ellos creen tenemos la obligación de hacerlo. No volveré a caer en su trampa, pero tampoco renunciare al derecho y al deber de evaluar y opinar sobre las verdades y mentiras de las actuales campañas. Que ellos sigan en lo suyo, que con migo hay muchos que simplemente decimos ¡Yo creo en Aníbal!

No hay comentarios:

Publicar un comentario